Para qué diablos sirve la verdad.
Sábado 30.10.2010
Sé que cultivas mentiras clandestinas en la explanada oeste de tu cabeza. Resulta increíble como sin regarlas crecen por sí solas. No sé qué abono utilizarás, pero me pregunto a diario si será eso cierto de que si les hab
las florecen con facilidad. Veo que algunas las dejas crecer sencillamente porque poseen encanto, un color seductor, un olor cautivador quizás. Pero no sé si darán suculentos frutos, tan solo puede adivinarse una maraña amarillenta de ramas orientadas hacia un suelo desértico. No me preguntes por qué, pero tengo la leve impresión de que pretendías hacer de esto los Jardines de Sabatini, y de momento sólo se asemeja a un patio andaluz. Me da que las verdades comienzan a envalentonarse y ganar terreno entre zanja y zanja. Considerémoslas malas hierbas, pero sea como sea, bicho malo nunca muere.
