Siempre amé lo urbano.

Jueves 10.06.2010

Hoy mismo, he paseado de la mano de la Calle y me he dado cuenta de que es justo lo que estaba buscando. No he conocido a nadie más... ¿apasionante? Realmente lo tiene todo. Y veréis como no miento, como si os fijais, también podríais enamoraros de él. Y es que, en sus ojos podéis ver la dulzura de niños a los que se les iba la vida por cojer ese chisme redondo que botaba. Tiene un cuello perfecto, fuerte como cada uno de los edificios grises que se alzan a ambos lados de su nuez, o lo que él llama carretera. Hay demasiado ruido en su cabeza, pero si prestais atención, podríais percataros de que su corazón no late, suena. Lleva la melodía de un saxofonista de blues desarreglado, que tendió cuidadosamente la funda de su intrumento, para que algunos trastornados como yo, dejemos una contribución en señal de haberle escuchado. ¿Y su torso? Es amplio, acojedor, capaz de soportar cada una de las pisadas de peatones altos, bajos, gordos o delgados. En definitiva, peatones diferentes que le visten con ropas distintas; alegres, o quizás también tristes, dependiendo del color de sus vidas. Algún día, os le presentaré. De momento, os dejo una foto suya en vuestra ventana. Rápido, descorred las cortinas.